Tratados de no agreción entre politicos o intentos de mordaza?

Es evidente que la iglesia busca desesperadamente nuevos escenarios para mantenerse actual. Rompiendo con su propia tradición de pedirle a Dios y a los santos hoy esta iglesia pide directamente a personas de carne y huesos, que se pongan de acuerdo dentro del despelote país que ellos mismos han ayudado a crear.

La iglesia, como un factor político, es nefasta para Chile porque sus doctrinas están dirigidas al beneficio de los grupos dominantes los cuales les permiten su existencia en una malévola simbiosis económica y social.

Un ejemplo de esto es cuando piden olvidar la historia de Chile en un claro y fascista intento de impunidad para con los criminales de Derechos Humanos.

Este cardenal Errázuriz dijo que los jóvenes detestan las discriminaciones sin explicar a qué tipo de jóvenes se refiere. Difícilmente este cura se pudo haber referido a los jóvenes de los colegios confesionales los cuales sus alumnos se destacan, antes de ingresar, por el nivel de ingresos de sus padres y/o por quien escribe su cartas de presentación, como lo son entre muchos otros los alumnos del Colegio Cordillera de las Condes, donde la matrícula cuesta la friolera de: 1.890.000 pesos y la mensualidad de 223.522 pesos o los del Mayflower donde tan solo la matrícula cuesta 1.145.400 pesos con una mensualidad de 234.966 pesos.

Cabe destacar que los jóvenes de estos colegios no protestan por lo malo de la educación, por el pase escolar, por lo malo de sus locales de estudio ni menos por la reforma LGE.

Las mentadas "descalificaciones personales" a las que hace mención este cura son a menudo denuncias serias con nombres y apellidos de pillos al puro estilo Ricardo Lagos que han saqueado a nuestro país. Quitarles eso a las personas es poner la mordaza en que esta iglesia está acostumbrada a vivir y tan bien se siente.

Los chilenos deben decir basta a estos intentos de infantilización colectiva por parte de la iglesia y repudiar el juego en que sus políticos están cayendoal ir a prestar oídos a las tandas de sandeces que estos emisarios de la oligarquía cada cierto tiempo emiten.